Buenas a todos,
Lo prometido es deuda, así que aqui teneis el primer Capítulo de una crónica que pretende ser larga, y sobretodo detallada e ilustrada con muchas fotos como a vosotros os gusta.
De momento os tendreis que conformar con el primer capítulo, intentaré ir haciendo uno diario aunque ya os adelanto que las obligaciones personales son muchas y no se si esto será posible, aunque intentaré ir encontrando huecos para ello.
Las iré colgando en el foro, pero si quereis verlas en su "hábitat natural" tambien la encontrareis en una nueva sección de la página web del proyecto http://africa.kdjoteros.com
Espero que os guste, y esperamos más aún vuestros comentarios...
África 2008
Capítulo I. Un contenedor azul.
Hace ya prácticamente dos años desde que en un restaurante junto a Albert empezábamos a emocionarnos con la idea de cruzar el continente africano tras los pasos de sus amigos de Africatracks.
Ocho KDJ’s con sus respectivos ocupantes, fueron los programados inicialmente para emprender esta aventura.
Hoy, 18 de Agosto de 2008, solo dos Toyota salen de Cerdanyola del Valles en dirección al puerto de Barcelona con la intención de meterlos en el contenedor que los llevará a tierras lejanas.
Unos han sido padres, otros por sus circunstancias personales y otros en vilo hasta el último momento, pero ha sido gracias a todos ellos, que esta aventura no tendrá marcha atrás desde el momento en que se cierren las puertas del contenedor. Sirvan estas líneas para recordarlos a todos y cada uno de ellos pensando que en el siguiente estarán presentes.
Pero bueno, volvamos al presente. Son las 07:00 de la mañana de un no demasiado caluroso lunes de agosto. Jose y Toñi han estado todo el fin de semana con nosotros aunque ésta última nos dejó ayer ya que las obligaciones laborales no le han permitido quedarse para la operación del contenedor.
Los coches están listos desde el viernes, cargados y preparados para la marcha. El camino hacia el puerto es rápido en comparación a lo que el tráfico de Barcelona nos tiene acostumbrados, pero es Agosto y se nota. Jose en su Toyota Champagne, yo en el nuestro con los peques y Ainhoa nos sigue en nuestro turismo.
Llegamos al Zal, Zona de Actividades Logísticas del puerto, y buscamos el almacén designado por nuestro transitario. Una breve charla con el supuesto responsable nos indica que debemos dejar los coches en el parking y esperar a que bajen nuestro contenedor del puerto. Quizás previendo hacia donde se dirigen los coches y con la intención de que nos vayamos habituando, la gente del almacén nos obsequia con una larga espera de casi cuatro horas.



Por fin ha llegado el momento. Un deslumbrante contenedor azul con la palabra ITALIA en su lateral se cuece al sol cuando nos indican que podemos subir los coches por la rampa hacia el muelle de carga.



Empezamos con la carga de los Toys según nos indica el operario. Tenemos que meterlos de culo y dejarlo de forma que se puedan trincar correctamente. Ya tenemos uno dentro y antes de proceder con el de Jose, desconectamos las baterías para evitar que se descarguen en el mes que estarán en la cajita.






Con los dos Toyota en el contenedor llega el momento de cerrar las puertas. Una sensación extraña se apodera de nosotros, siempre te queda ese re gustillo de si volverás a verlos, y sobre todo, dónde volverás a verlos, en la otra punta del continente africano!!
El encargado del almacén opera la rampa y una vez deja libre el acceso, cierra las puertas. Reconozco que la emoción me pudo y me lance a darle un beso a nuestro coche antes de que se cerraran las puertas.
Ya solo queda ponerle el precinto que nos asegurará que nadie ha manipulado el interior de nuestro contenedor, en él cita V68837.









Ya está, los coches encerrados en el contenedor y un camión a punto de engancharlo para llevárselo al muelle de carga.
Nosotros nos dirigimos a Barcelona para acabar los papeleos en las oficinas de Röhlig. Ya por la tarde dejamos a Jose en la estación de Sants y nos despedimos hasta dentro de un mes en Múnich.
Los últimos días de Agosto van pasando y poco a poco vuelven todos aquellos que estaban de vacaciones. Tenemos un sentimiento extraño, ya que si los últimos meses fueron de continua locura cerrando temas, una vez enviados los coches la sensación es de calma absoluta. Todo nuestro equipaje viaja en los coches, así que ni siquiera el equipaje de mano nos supone el más mínimo quebradero de cabeza. Una muda, la documentación y la cámara de fotos es todo con lo que partiremos hacia Ciudad del Cabo.
El día del vuelo se aproxima y hemos pasado algún que otro momento de nervios, ya que un retraso en el barco que debía llevar nuestro contenedor hasta Las Palmas nos ha puesto el corazón en un puño con la posibilidad de que llegáramos nosotros antes que los coches. Por suerte, parece ser que aunque justo de tiempo, el contenedor llegará un solo día antes que nosotros.



Aprovechamos los últimos días para despedirnos de familias y amigos, y hacer una visita al zoo de Barcelona, para que los más peques tengan fresco el recuerdo y la posibilidad de comparar hábitats.
Seguramente pasará mucho tiempo antes de que queramos volver a un zoo…



YGg5Z
Lo prometido es deuda, así que aqui teneis el primer Capítulo de una crónica que pretende ser larga, y sobretodo detallada e ilustrada con muchas fotos como a vosotros os gusta.
De momento os tendreis que conformar con el primer capítulo, intentaré ir haciendo uno diario aunque ya os adelanto que las obligaciones personales son muchas y no se si esto será posible, aunque intentaré ir encontrando huecos para ello.
Las iré colgando en el foro, pero si quereis verlas en su "hábitat natural" tambien la encontrareis en una nueva sección de la página web del proyecto http://africa.kdjoteros.com
Espero que os guste, y esperamos más aún vuestros comentarios...
África 2008
Capítulo I. Un contenedor azul.
Hace ya prácticamente dos años desde que en un restaurante junto a Albert empezábamos a emocionarnos con la idea de cruzar el continente africano tras los pasos de sus amigos de Africatracks.
Ocho KDJ’s con sus respectivos ocupantes, fueron los programados inicialmente para emprender esta aventura.
Hoy, 18 de Agosto de 2008, solo dos Toyota salen de Cerdanyola del Valles en dirección al puerto de Barcelona con la intención de meterlos en el contenedor que los llevará a tierras lejanas.
Unos han sido padres, otros por sus circunstancias personales y otros en vilo hasta el último momento, pero ha sido gracias a todos ellos, que esta aventura no tendrá marcha atrás desde el momento en que se cierren las puertas del contenedor. Sirvan estas líneas para recordarlos a todos y cada uno de ellos pensando que en el siguiente estarán presentes.
Pero bueno, volvamos al presente. Son las 07:00 de la mañana de un no demasiado caluroso lunes de agosto. Jose y Toñi han estado todo el fin de semana con nosotros aunque ésta última nos dejó ayer ya que las obligaciones laborales no le han permitido quedarse para la operación del contenedor.
Los coches están listos desde el viernes, cargados y preparados para la marcha. El camino hacia el puerto es rápido en comparación a lo que el tráfico de Barcelona nos tiene acostumbrados, pero es Agosto y se nota. Jose en su Toyota Champagne, yo en el nuestro con los peques y Ainhoa nos sigue en nuestro turismo.
Llegamos al Zal, Zona de Actividades Logísticas del puerto, y buscamos el almacén designado por nuestro transitario. Una breve charla con el supuesto responsable nos indica que debemos dejar los coches en el parking y esperar a que bajen nuestro contenedor del puerto. Quizás previendo hacia donde se dirigen los coches y con la intención de que nos vayamos habituando, la gente del almacén nos obsequia con una larga espera de casi cuatro horas.



Por fin ha llegado el momento. Un deslumbrante contenedor azul con la palabra ITALIA en su lateral se cuece al sol cuando nos indican que podemos subir los coches por la rampa hacia el muelle de carga.



Empezamos con la carga de los Toys según nos indica el operario. Tenemos que meterlos de culo y dejarlo de forma que se puedan trincar correctamente. Ya tenemos uno dentro y antes de proceder con el de Jose, desconectamos las baterías para evitar que se descarguen en el mes que estarán en la cajita.






Con los dos Toyota en el contenedor llega el momento de cerrar las puertas. Una sensación extraña se apodera de nosotros, siempre te queda ese re gustillo de si volverás a verlos, y sobre todo, dónde volverás a verlos, en la otra punta del continente africano!!
El encargado del almacén opera la rampa y una vez deja libre el acceso, cierra las puertas. Reconozco que la emoción me pudo y me lance a darle un beso a nuestro coche antes de que se cerraran las puertas.
Ya solo queda ponerle el precinto que nos asegurará que nadie ha manipulado el interior de nuestro contenedor, en él cita V68837.









Ya está, los coches encerrados en el contenedor y un camión a punto de engancharlo para llevárselo al muelle de carga.
Nosotros nos dirigimos a Barcelona para acabar los papeleos en las oficinas de Röhlig. Ya por la tarde dejamos a Jose en la estación de Sants y nos despedimos hasta dentro de un mes en Múnich.
Los últimos días de Agosto van pasando y poco a poco vuelven todos aquellos que estaban de vacaciones. Tenemos un sentimiento extraño, ya que si los últimos meses fueron de continua locura cerrando temas, una vez enviados los coches la sensación es de calma absoluta. Todo nuestro equipaje viaja en los coches, así que ni siquiera el equipaje de mano nos supone el más mínimo quebradero de cabeza. Una muda, la documentación y la cámara de fotos es todo con lo que partiremos hacia Ciudad del Cabo.
El día del vuelo se aproxima y hemos pasado algún que otro momento de nervios, ya que un retraso en el barco que debía llevar nuestro contenedor hasta Las Palmas nos ha puesto el corazón en un puño con la posibilidad de que llegáramos nosotros antes que los coches. Por suerte, parece ser que aunque justo de tiempo, el contenedor llegará un solo día antes que nosotros.



Aprovechamos los últimos días para despedirnos de familias y amigos, y hacer una visita al zoo de Barcelona, para que los más peques tengan fresco el recuerdo y la posibilidad de comparar hábitats.
Seguramente pasará mucho tiempo antes de que queramos volver a un zoo…



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