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África 2008. La Crónica.

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  • Capítulo XXVI. Kilimanjaro

    Como somos culo de mal asiento, un día de relax en un mismo sitio ya es suficiente para despertar de nuevo nuestras ansias aventureras, así que temprano como cada día nos levantamos y tras un fugaz desayuno nos preparamos para partir.

    El campamento es un hervidero de jóvenes que también se preparan para su marcha en los camiones. Aun y que nos superan en número, nuestro campamento tiene más fácil recogida que el suyo y antes que hayan acabado de desayunar ya estamos con los motores encendidos y listos para partir.

    Nos despedimos de Ma quien vuelve a reiterarse en la gratuidad de su fantástico campsite, sin duda paso obligado si algún día volvemos a dejarnos caer por este hemisferio.

    Tomamos la carretera en dirección a Arusha y tras cruzar la población ponemos rumbo ya hacia Dar Es Salaam. Serán dos días de camino y con una parada obligatoria para ver la montaña más alta de África, el monte Kilimanjaro.

    Poco más de 100 kilómetros nos separan de él y según vamos acercándonos empezamos a comprobar que el día no acompaña.

    En lo que se intuye que es la posición de la montaña un grupo de nubes nos tapa su vista. Según hemos leído es bastante común que se encuentre rodeado de nubes y la típica foto de la sabana con el Kilimanjaro de fondo suele ser la excepción, a parte que está tomada desde su parte norte en Kenia, y nosotros pasaremos junto a él por su vertiente sur.

    Llegados a una intersección que tenemos marcada en nuestro libro de ruta, decidimos desviarnos en dirección norte y aproximarnos el máximo posible a la montaña.

    La carretera rápidamente se convierte en pista y tras unos kilómetros llegamos a Machame Gate, una de las muchas puertas de acceso al parque natural del Kilimanjaro.

    El lugar es una especie de pequeño campamento base donde casi un centenar de escaladores de todas las partes del mundo se preparan para la ascensión. Como en todas partes, el número de buscavidas es proporcional al número de extranjeros y aquí te ofrecen desde porteadores para la ascensión hasta merchandising de todo tipo sobre la montaña.

    Nos abren la valla y entramos con los coches hasta la zona de información. Nos comentan que los vehículos no pueden pasar de este punto y lo mismo en cualquiera de las otras puertas de acceso al parque, únicamente caminando.

    Como la escalada no entra en nuestros planes, simplemente bajamos de los coches, echamos unas fotos y damos una vuelta por la zona.

    Como en todos los sitios, nuestros coches llaman la atención y una chica se nos acerca hablando un perfecto castellano. Está a punto de iniciar una escalada benéfica con la intención de recaudar fondos para un orfanato local y es de Sant Cugat del Valles!!, pueblo vecino a nuestra localidad de origen, Cerdanyola del Valles. Realmente el mundo es un pañuelo!





    Todos hacen cola frente a la oficina donde deben acreditarse para la ascensión y pagar las tasas que fija el estado, curioso es el hecho de que se pueda pagar con tarjeta de crédito sin ningún problema…





    Tras un rato caminando y conversando decidimos retomar de nuevo nuestro camino. El paisaje en las proximidades de Machame Gate ha cambiado radicalmente y es que al haber ganado altura la zona se ha convertido en un precioso bosque tropical.



    Colocamos a los niños en su sitio, algo de picar para matar el gusanillo, película en el DVD y en marcha ya que lo que queda de mañana será de carretera sin demasiado programado que ver a parte de lo que la misma carretera en un país como Tanzania nos puede ofrecer, que no es poco!




    Son casi las tres de la tarde y no hemos parado prácticamente nada desde que salimos de las puertas del Kilimanjaro. Hemos recorrido un buen trozo del camino hasta Dar Es Salaam y estamos algo cansados. Paramos para hablar sobre qué hacer y tras ver que aún tenemos días por delante decidimos no darnos una paliza completa de dos días de carretera y hacer un pequeño desvía para ver una zona que según el mapa parece interesante y buscar sitio donde dormir.

    El lugar en cuestión se llama Irente y tomando una carretera secundaria de montaña ponemos rumbo a él.

    Es una bonita zona entre montañas donde el paisaje vuelve a cambiar poco a poco y según ganamos altura.



    En la parte más alta de la montaña hay un bonito mirador desde el que tenemos unas hermosas vistas de la zona. También hay un hotel que está completamente cerrado pero que al parecer no tienen problemas en abrirlo para nosotros, ver para creer.

    Tras hablar sobre el precio vemos que no se ajusta a lo que buscamos además de no ofrecer prácticamente ninguno de los servicios que debería dar un hotel, claro! lo abren para nosotros y no tendríamos ni siquiera restaurante.





    Hablando con las gentes nos informan de un campsite aquí mismo regentado por un Sudafricano, así que tras dar un paseo por el lugar nos subimos a los coches para ir a su encuentro.

    Llegamos al lugar y nos recibe el propietario, un sudafricano que ha vivido por todo el mundo y que ahora está afincado aquí donde ha construido una granja y elabora quesos y mermeladas totalmente naturales y artesanales.

    Habla algunas palabras en castellano y tras las presentaciones nos enseña la zona de acampada, la cual nos parece perfecta y decidimos pasar la noche aquí.





    La noche se nos está echando encima y tras comprarle un par de quesos abrimos las tiendas y preparamos todo para cenar en una preciosa cabaña al aire libre donde el suelo está totalmente cubierto de serraduras de madera.

    Una buena cena y lo mejor, una buena charla tranquila a la luz de las estrellas.




    Los pequeños ya están en la tienda durmiendo y Jose y Toñi están cansados y empiezan a subir también a la suya.

    Ainhoa y yo nos quedamos descargando fotos y viendo algunas de las muchas que hemos hecho durante todo el viaje hasta que nos entra el sueño y subimos también a la tienda.

    Debido a la altura la temperatura ha bajado un poco hasta el punto de necesitar una chaqueta a estar horas de la noche, pero sigue siendo suficientemente agradable para dormir plácidamente, y más aún después de la paliza de coche que nos hemos dado.

    Mañana nos queda otra dura jornada de coche pero esperamos llegar a Dar Es Salaam.

    Comentario


    • Y ya está............

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      • Llevaba retraso en la lectura

        Que pena lo del Ngorongoro (como se escriba), a mi personalmente me parecio lo mejor de Kenia y Tanzania, pero es verdad, en cuanto ven un europeo se desmadra. Quizas desde Arusha hubieras podido contratar algo a buen precio, pero claro volver otra vez para abajo por esas pistas y carreteras......

        Comentario


        • Bonitas vistas desde el mirador en el que parasteis, aqui seguimos enganchado a la crónica un dia más, aunque este capítulo, no ha sido de los más interesantes ¿no?, se nota que andabamos cansados de tanto trajin. :badgrin: :badgrin: ;)

          Comentario


          • uy que el jefe se nos esta haciendo gandulillo eh venga hombre a continuar con la cronica, que ya lo dije una vez nos estas haciendo esperar mas que la trilogia del señor los anillos. :o

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            • Capítulo XXVII. Dar Es Salaam

              Nos levantamos sin despertador. No tenemos prisa por llegar ya que nuestro destino, Dar Es Salaam, no se encuentra demasiado lejos.

              Tras desayunar decidimos dar un paseo por la granja y ver cómo se desarrolla el día a día en ella.

              El lugar es realmente bello y debido a la altura el paisaje es de selva tropical con ese verde tan característico e intenso por todas partes.





              Plataneros, vacas y bonitos paisajes nos acompañan en nuestro paseo matutino. No lo alargamos demasiado y al comprobar que el mirador al que queríamos llegar queda bastante lejos decidimos coger los coches y acercarnos en ellos.





              Pronto aparecen niños y gentes del lugar, aunque la verdad es que son mucho más tranquilos que otros con los que nos hemos cruzado.

              Mientras los niños juegan en una especie de parque infantil que se han construido con madera, uno de los lugareños se nos acerca con un camaleón en la mano.

              La verdad es que aunque nos hace gracia no le mostramos demasiado interés y en cuanto nos giramos lo lanza entre unos arbustos como quien no quiere la cosa.








              Repartimos unos cuantos bolis entre los niños y tras despedirnos de las gentes del lugar, retomamos nuestro camino.

              El primer paso es bajar por la misma carretera que subimos y volver a la carretera principal. Los paisajes se suceden y el día aunque algo nublado nos deja una temperatura más que aceptable. Se nota que nos acercamos al mar y éste siempre regula las temperaturas.

              Vamos cruzando pequeños poblados y nos seguimos encontrando con esa gran cantidad de cosas curiosas que aparecen ante nuestros ojos en cada curva.







              La mañana transcurre y el tráfico aumenta considerablemente según nos vamos acercando a Dar. El caos va apareciendo a cada kilómetro y el número de camiones aumenta exponencialmente, tanto circulando como accidentados.

              Dar Es Salaam es el puerto de entrada de toda la mercancía que abastece no solo a la propia Tanzania sino también a los países fronterizos, motivo que hace que nos cueste más de dos horas recorrer los tan solo 45 kilómetros que a media mañana nos quedan para llegar a la ciudad.

              Hacemos una breve parada con la intención de comer algo sin separarnos demasiado de la carretera. Aprovechamos una pequeña pista que da acceso a una antena de comunicaciones y donde nos encontramos un vigilante en una destartalada caseta de madera.

              Paramos a una distancia prudencial para evitar molestar y sobretodo que nos molesten, pero el vigilante viendo la posibilidad de vivir la experiencia del día no tarda ni dos minutos en acercarse hasta donde estamos.

              Picamos algo y se produce la primera anécdota del día. Nerea debe hacer sus necesidades y nos apartamos un poco de los coches para ello. Tras finalizar el vigilante se nos acerca y nos empieza a decir que ese es su lugar de trabajo y que por favor limpiemos lo que acabamos de dejar.

              Mis ojos se salen de sus orbitas al oír lo que me está diciendo, pero si parece un campo de minas!!! Os puedo asegurar que la vieja caseta no tiene lavabo y él no se va mucho más lejos para cumplir con sus necesidades biológicas.

              En fin, para no provocar un conflicto internacional limpio su "zona de trabajo" y empezamos a recoger para seguir la marcha.

              En ese momento Jose le da algunas sobras y ante mi sorpresa el vigilante apura las latas y las lanza al suelo allí mismo sin más miramientos. Os podéis imaginar la cara de imbécil que se me quedó. En fin, ver para creer… subimos a los coches y tras despedirnos con la mano volvemos a la carretera.

              Son las dos del mediodía cuando hacemos nuestra entrada triunfal en Dar Es Salaam. Caos absoluto, cada uno circula por donde quiere y con lo que quiere, los semáforos no existen o no se les hace caso. Cada vez que los coches se detienen decenas de vendedores ambulantes nos ofrecen de todo, desde fundas o cargadores para móviles hasta mapas, guías o comida.





              Nuestro objetivo es encontrar la delegación Tanzana de nuestro transitario Röhlig.

              Introducimos la dirección en el GPS y bingo, la calla aparece. No nos extraña ya que es la carretera principal donde está ubicado el aeropuerto internacional de Dar Es Salaam. El único problema es que aquí no tienen por costumbre identificar las naves con los nombres de las empresas, por lo que nuestro buscado Plot no aparece por ningún lado.

              Tras una llamada nos indican cómo llegar hasta ellos. El Plot o nave no tiene ningún cartel exterior que informe de lo que hay dentro, pero confiando en las indicaciones picamos a la puerta. Aparece un vigilante y con suspicacia nos interroga. Da la impresión que las medidas de seguridad son altas y todos los almacenes tienen su propia vigilancia privada.

              Nos hace rellenar el típico libro de visitas y abre las puertas para que entremos con los coches.





              Es viernes y al parece nuestro contacto está de viaje y no podremos hablar con él hasta el lunes.

              No hay ningún problema ya que contando con esta situación hemos llegado a Dar unos cuantos días antes. Hoy es 10 de Octubre y nuestro vuelo es el 18, así que tenemos tiempo de sobras para acabar con la gestión de los coches y darnos nuestro homenaje final en la isla de Zanzíbar. Aunque eso sí, queremos dejar solucionado si puede ser antes de irnos a Zanzibar el tema de los coches.

              Aunque nuestro contacto no se encuentra en las oficinas, la persona que nos atiende Guiri, es realmente amable.

              Viendo que tenemos que volver el lunes le preguntamos por las distintas opciones.

              Nos explica que no hay ningún ferry que pueda llevar vehículos a Zanzíbar por lo que si queremos visitar la isla la mejor opción sería hacerlo sin los coches.

              Como hay días por delante preferimos esperar el fin de semana en Dar y el lunes tal y como veamos la situación decidir que hacemos.

              Nuestra amiga Wendy nos dio un camping en el que alojarnos en la ciudad. Su indicación fue clara, no os quedéis en la ciudad id a South Beach.

              Le preguntamos a Guiri sobre South Beach y nos explica que es la zona de fin de semana de la gente de Dar. Está al otro lado del rio y hay dos formas de llegar, o bien por carretera, o bien con un pequeño ferry.

              Por carretera y siendo viernes nos dice que podemos llegar a tardar más de tres horas, así que nos recomienda el ferry, si bien habrá colas será seguramente más rápido.

              Tras una pequeña asamblea decidimos que pasaremos el fin de semana en South Beach disfrutando del Océano Índico y el lunes regresaremos a Röhlig a ver cómo está el tema de los coches.

              Pedimos indicaciones a Guiri sobre cómo llegar al ferry y no duda en acompañarnos. Sube a su coche y nos dice que le sigamos, le viene de paso a su casa y no serán más de quince minutos.

              El tráfico es horrible y aun tras haber cruzado media África concluimos en que supera con creces todo lo que hemos visto.





              Son casi las cuatro de la tarde cuando por fin llegamos a la zona de embarque de los ferrys.

              Es una larga cola de coches y gente por todos lados. Dos son los ferrys encargados de llevar y traer coches y personas de un lado del rio al otro. No tardan más de diez minutos entre trayecto y trayecto aunque el tiempo de carga y descarga y el elevado número de gente en la cola hace que nos toque esperar un buen rato.

              Nos despedimos de Guiri que nos indica que esperemos en la cola hasta que llegue nuestro turno y quedamos en que nos veremos el lunes.

              El tiempo pasa lentamente en la cola y aunque vamos comentando por la emisora todo aquello que vamos viendo el aburrimiento se apodera de nosotros.

              A nuestra derecha un, al parecer importante partido de fútbol nos ayuda en nuestra espera. Pese a parecer un partido "oficial" por el hecho de que los jugadores de ambos equipos llevan sus respectivos uniformes y de haber un árbitro, el espectáculo es dantesco.

              El campo no está delimitado más que por el público que contempla el partido. Llamarlo campo realmente es muy generoso ya que simplemente se trata de un descampado lleno de basura e irregularidades por el cual corren de un lado para otro los jugadores. Las porterías son simplemente dos mojones en el suelo.





              La espera se alarga más de lo que nos gustaría y ya es de noche cuando por fin llegamos a las taquillas, el siguiente ferry será el nuestro.

              Pagamos un irrisorio precio y en cuanto descargan los coches que venían hacia nuestro lado del rio subimos en el ferry. Son solo diez minutos lo que tarda en cruzar el rio y aunque quisiéramos no podríamos bajar de los coches debido a lo apretados que se encuentran unos con otros y a que el poco espacio libre que puede haber está ocupado por las personas.

              No hay fotos del momento por lo rápido que se ha hecho todo pero el ferry en cuestión no es más que una plataforma flotante donde suben todos los vehículos y personas posibles aprovechando todo el espacio y un viejo motor lo impulsa por las aguas hasta la otra orilla.

              No podemos evitar recordar alguna que otra noticia que nos llega a veces en casa sobre un ferry hundido en un país como este…

              Por fin llegamos a la otra orilla. El desembarco es rapidísimo y salimos del ferry esquivando a los que viajan a pie. Una única carretera nos lleva por donde indican los GPS en dirección a South Beach.

              Ojeando las notas de Wendy nuestros sentidos se fijan en encontrar el Kipopeo Campsite, lugar que pretendemos sea nuestro campamento de relax este fin de semana.

              Por fin llegamos al Kipopeo Campsite. Nos abren las puertas, firmamos el libro de visitas y nos indican una zona en la que podemos acampar.

              El sitio realmente es espectacular, directamente en la playa, las olas del océano índico rompiendo a escasos metros de nosotros y un ambiente de calma y tranquilidad incomparable.

              Abrimos las tiendas y nos dirigimos al bar a tomar algo y charlar sobre el día. Ya es noche cerrada y volviendo a los coches preparamos la cena.

              Justo en ese momento aparece una pareja de holandeses en un viejo Land Cruiser serie 70, en el que, curiosamente, están haciendo exactamente el mismo viaje que nosotros.

              Ella ha sido destinada por su empresa a trabajar un año en Dar Es Salaam y decidieron venir hasta aquí comprando el viejo Toyota y enviándolo en contenedor hasta Cape Town, el resto, aventuras y mas aventuras.

              Charlamos un rato con ella y tras la cena, cansados como estamos, nos vamos a dormir.

              Mañana disfrutaremos de la playa y de un merecido descanso cambiando radicalmente el tipo de turismo al que estamos acostumbrados.

              Playa y relax en el paraíso.

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              • Genial como siempre, la pena es que esta fantastica cronica se esta terminando.

                Gracias Segigg por tu cronica a todos los que estamos en casa en estos dias

                Saludos desde QNK.

                Comentario


                • Me daba pena mancillar el post pero no puedo esperar más.


                  Por favor, ¡¡¡SIGUEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!, estamos casi un mes sin saber si volveis o no, si os devuelven los coches o tal vez os engañan y os mandan un par de 80's, etc, etc.


                  Un saludo;)

                  Comentario


                  • Iniciado por rocigalgo
                    Me daba pena mancillar el post pero no puedo esperar más.


                    Por favor, ¡¡¡SIGUEEEEEEEEEEEEEEEEEE!!!, estamos casi un mes sin saber si volveis o no, si os devuelven los coches o tal vez os engañan y os mandan un par de 80's, etc, etc.


                    Un saludo;)
                    Pá mi....que andan por ahí perdidos... y los coches en el fondo del mar

                    Comentario


                    • Si lo se, que no tengo perdon, pero es que ando liado con muchos temas y cosas y no acabo de encontrar el momento para darle el estirón final...

                      Un pelin de paciencia y os pongo un capitulo nuevo.

                      Un saludo,
                      Sergi

                      Comentario


                      • OK...... la esperamos como agua de mayo.

                        Comentario


                        • Vaya viaje

                          Compañeros vaya pedazo de viaje,me parece estupendo que viajeis con los nanos,eso dice mucho y bien de la educacion que le estais dando,te lo digo por experiencia,mi hija aun recuerda el mes que nos paseamos por Alaska,Yukon y la Columbia Britanica hace cinco años cuando solo tenia cinco añitos.
                          Me gustaria saber como padre,a posteriori,el tema de la seguridad personal como lo llevaste,mi problema es que en viajes-aventura con la familia aun no me atrevo a viajar a paises menos desarrollados que el nuestro y me gustaria.

                          un saludo

                          Comentario


                          • Sobre el tema seguridad, te puedo asegurar que asusta más mientras estás preparando el viaje que una vez allí.
                            Si coges un folleto de enfermedades tropicales te entra un cangele en el cuerpo que no veas, es como si fueras a pillarlas todas.

                            Pero una vez metidos en harina la verdad es que no es para tanto. Nuestra máxima siempre es el sentido común. Jugar, jugaron en cualquier sitio, y a la hora de comer lo unico que controlabamos era el agua siempre embotellada y para los peques evitábamos comida fresca tipo verdura y ensalados. Salvo por eso, comieron de todo y se lo pasaron en grande.

                            A nivel seguridad, nosotros optamos por un seguro personal, bueno en realidad llevábamos dos RACC y RACE, y para todo lo demas Mastercard! (o VISA en nuestro caso) ;)

                            Un saludo,
                            Sergi

                            Comentario


                            • Capítulo XXVIII. Kipopeo Camping

                              Un nuevo día despunta en el Kipopeo Camping. Tras un fugaz desayuno buscamos en el equipaje los bañadores, toallas y sin más demora caminamos los escasos cien metros que nos separan de la playa.

                              El espectáculo que tenemos ante nosotros es impresionante, una inmensa playa tropical de blanca y fina arena bañada por un azul y casi verdoso océano índico. A lo lejos se pueden vislumbrar pequeños islotes.

                              La temperatura es buena y pasamos la mañana disfrutando de nuestro primer día de vacaciones de relax.











                              Llega la hora de comer y picamos algo en la nuestra cabaña mientras los pequeños corretean por la playa. Jose y Nerea han dado un largo paseo por la arena y a su regreso un vendedor ambulante de cocos arrastrando su vieja bicicleta nos ofrece un par de ellos.

                              Con un gran machete hace unos cortes en la parte superior del mismo dejando accesible el agua de su interior que todos probamos. No nos acaba de convencer su sabor y los dos cocos acaban siendo juguetes para los niños, que no se cansan de llenarlos y vaciarlos de arena.

                              El sol pica fuerte sobre nuestras cabezas y ya hacia el mediodía decidimos volver a los coches y echamos la primera siesta de todo el viaje!!. Jose y Toñi en la playa bajo la sombra de una palmera y nosotros abriendo los dos laterales de la tienda de techo para que corra el aire nos estiramos un rato.








                              Durante todo el día no ha parado de sonar una música que definiríamos como regeatton indio. Según nos comentan viene de South Beach, justo al otro lado de la vaya donde acaba nuestro camping.

                              Aprovechando que el sol ha bajado y ya no hace tanto calor decidimos acercarnos con los coches a echar un ojo.

                              South Beach es lo que en Europa denominaríamos un parque acuático cruzado con un resort y una discoteca. En Tanzania se trata de una piscina de agua sucia con varios surtidores sobre ella, música y una chica algo entradita en carnes bailando y seguramente borracha. Nos dejan echar un ojo pero si queremos quedarnos nos piden 5 USD por persona. Parece ser que este es el lugar de fiesta de la gente acaudalada de Dar los fines de semana, pero a nosotros no nos acaba de convencer y decidimos dar una vuelta por la zona antes de volver al Kipopeo Camping.

                              Ya por la noche y tras la cena, dejamos a los niños durmiendo que están reventados de estar todo el día jugando en el agua y nos tomamos unos cocktails en el bar. Boa Banana, Piñas Coladas y Chocolate Kiss para acabar el día entre risas y tranquilidad esperando al lunes y si todo va bien Zanzíbar.

                              Ya es domingo y ayer hubo música en South Beach hasta las 21:30!! El despiporre!!! Estamos del reggeaton indio hasta las mismas narices!

                              Decidimos acercarnos a la playa, como mínimo desde allí no se escucha la música…





                              Tras comer empezamos a preparar los coches y las bolsas. Tenemos que dejar los coches listos para meterlos en el contenedor y con nosotros únicamente se quedaran un par de bolsas con la ropa que utilizaremos en Zanzíbar y con la que regresaremos a la península en avión.

                              Aprovechamos toda la tarde para darle un buen repaso a los coches, prácticamente los vaciamos, lavamos algo de ropa, limpiamos, ordenamos, vaya que estamos de domingo pero en la otra parte del mundo y con los Toyota como hogar.

                              La verdad es que da un poco de pena pensar que es el principio del fin del viaje, pero tenemos claro que hasta el momento de coger el avión de vuelta seguiremos disfrutando de él, con o sin coches.

                              Cena en el restaurante del camping, unas cuantas cervecitas y helados para todos antes de irnos a dormir.

                              Mañana tendremos que madrugar ya que queremos coger el primer ferri hacia Dar y llegar pronto a Röhlig a ver que nos cuentan sobre nuestro contenedor.

                              La música no cesa y con el bum bum del regeatton nos vamos quedando dormidos.

                              Comentario


                              • impresionante Sergi, gracias ;)

                                Comentario


                                • Ya se hechaba de menos, bueno bueno a ver como acaba esto
                                  Saludos

                                  Comentario


                                  • Vamos,vamos.......No os hagais de rogar............

                                    Que tampoco estas tan liado. :badgrin: :badgrin: :badgrin:

                                    Comentario


                                    • Hasta ahora no habia visto el post.

                                      Me he quedado flipado con tantas fotos, muy guapas todas ellas!!

                                      Se ve que lo pasasteis muy bien!!

                                      Comentario


                                      • Capítulo XXIX. Zanzíbar

                                        Nos levantamos temprano y nos dirigimos sin dilaciones hacia la zona de embarque del ferri que nos tiene que devolver a la ciudad.

                                        Lunes por la mañana y bastantes vehículos en la cola, no obstante se hace ameno al ser primera hora de la mañana y estar lleno de gente. Compramos unos plátanos y unas samoosas y desayunamos mientras observamos cómo la gente va y viene y nos mira con curiosidad.

                                        Por fin, tras casi una hora de espera llega nuestro turno y subimos al ferri que en cosa de cinco minutos nos descarga en la orilla opuesta. En el camping nos comentaron que están a la espera de un par de nuevos ferris con capacidad para 60 coches que harán que este pequeño trayecto no sea tan lento. Se supone que llegarán a final de mes, lástima que para entonces estaremos ya muy lejos!





                                        De nuevo en Dar, tomamos dirección hacia el plot de Röhlig callejeando entre sus edificios. Una ciudad sin demasiado encanto aparente, aunque alguna cosilla interesante sí que llegamos a ver.





                                        Aparcamos los coches dentro del plot y por fin conocemos a nuestro contacto, Holguer, un sudafricano trabajando por un tiempo en Tanzania. Desde primera hora se supone que están con las gestiones de nuestro contenedor y nos pide un poco de paciencia para ver si nos pueden bajar el contenedor desde el puerto hoy mismo. Hacemos tiempo, acabando de ordenar un poco los coches y actualizando el diario con la conexión Wifi a la que nos dejan conectarnos.







                                        Llega el mediodía y salimos caminando a comer algo, a nuestro regreso Holguer nos dice apenado que en África las cosas van a otro ritmo y que el contenedor no estará hoy.

                                        Tras un rato charlando y valorando todas las opciones, tomamos una decisión. Nuestro vuelo de retorno es de aquí a una semana, así que dejaremos los coches aquí, Holguer hará las gestiones para tener nuestro contenedor el sábado y nos iremos a Zanzíbar a pasar una semana de relax.

                                        Le dejamos copia de todo, papeles del coche, pasaportes y carnet du passage para que pueda preparar también el custom examination, y nos pide un taxi para que nos marchemos zumbando hasta el puerto.

                                        La experiencia en el taxi vale la pena. Los seis aparte del conductor embutidos como podemos en el pequeño taxi y camino del embarcadero con nuestras bolsas de mano.

                                        Llegamos por fin, pero para nuestra desgracia ya ha salido el último ferri, así que tendremos que esperar hasta mañana para coger el primero para la isla.

                                        Decidimos buscar un lugar donde dormir cerca de la zona de embarque y tras preguntar en algunos hoteles acabamos en el YWCA. YWCA son las siglas de Young Woman Christian Asociation (YMCA, Village People!!) es una asociación de mujeres que tiene un albergue donde por muy poco dinero nos dejan dormir esta noche. El sitio es seguro, o eso creemos al comprobar que el vigilante situado en la puerta se apoya en la pared con su Kalashnikov AK47 !!

                                        Tomamos una coca cola fresquita en el jardín interior mientras los pequeños juegan en el parque infantil. Cenamos algo, plato único más coca cola 400 SHT y nos vamos a dormir.

                                        Nos levantamos de noche aún, y a las 6 de la mañana estamos ya de camino al puerto. Ya hay movimiento en las calles pese a lo temprano.

                                        Al llegar a las ventanillas comprobamos que no hay billetes para el ferri de las 7 de la mañana y tras trapicheos arriba y abajo, peleas con buscavida que nos intentan cobrar algún dólar de más y encerrarnos en la caseta del vendedor de billetes para evitar que nos agobien los revendedores conseguimos nuestros billetes para el ferri de las 10'30.

                                        Ya con la tranquilidad de tener los billetes en nuestro poder nos acercamos a un parque cercano a descansar un rato y hacer tiempo hasta la hora de embarque.




                                        Se acerca la hora y nos dirigimos de nuevo a la zona de embarque para evitar los posibles contratiempos que puedan aparecer. En estas latitudes, cosas como coger un ferri que puede ser algo sencillo en Europa si tienes tu billete en la mano, se puede convertir en una odisea como no vayas con el modo alerta encendido.



                                        Por fin estamos a bordo. Por unos cuantos dólares más hemos cogido pasaje en zona VIP, aunque la verdad no se diferencia demasiado de la zona normal, en fin. Hace un día fantástico y el ferri enciendo motores y sale camino de la isla, según el que nos vendió los billetes serán cosa de dos horas, aunque seguro que tardaremos más.

                                        Tras dejar el puerto y salir a mar abierto el barco empieza a balancearse y vemos que la gente se va levantando y tanto por la puerta posterior como por la anterior van saliendo a cubierta a que les dé el aire. Donde fueres, haz lo que vieres, así que me levanto con los peques y camino hacia adelante para llegar a la puerta y salir a que el aire nos relaje un poco.

                                        La sorpresa es máxima cuando al abrir la puerta me encuentro con el puesto de mando del ferri, y capitán y segundo sentados ante el timón y mandos del barco. Mi primera reacción es volver por donde he llegado pensando que nos hemos equivocado de puerta, pero compruebo que por los laterales de la sala de mando la gente sale a la cubierta exterior. Increíble pero cierto, algo que en Europa sería impensable como es pasear por el puesto de mando aquí es lo más normal.

                                        Termino charlando animadamente con el capitán quien se interesa por nuestra procedencia, viaje, gustos, curiosidades y nos explica todo lo que le pregunto sobre los mandos del barco. Ver para creer!!

                                        El capitán me explica que esta mañana han visto unas ballenas, al parecer raro en estas aguas.







                                        Por fin se empieza a vislumbrar Zanzíbar y tras llegar a un pequeño embarcadero cogemos nuestras mochilas y bajamos del ferri.








                                        Buscavidas por todos lados ofreciéndonos todo tipo de servicios. Al principio les contestas diciéndoles que no gracias, pero ante la insistencia sin fin los ignoramos por completo y empezamos a caminar hacia el centro de Stone Town.

                                        Ya es mediodía y el hambre aprieta, así que aun caminando junto al mar nos detenemos para comer en el Mercury's, un precioso restaurante junto al océano erigido en honor al más famoso personaje nacido en la isla, Freddy Mercury.







                                        Ya con los estómagos llenos, nos dirigimos al centro de la ciudad en busca de un hotel donde alojarnos mientras dure nuestra estancia en la isla.

                                        El plan es el siguiente. Jose y Toñi tienen pensado ir al norte de la isla donde se practica Kite Surf. Nosotros con los niños preferimos no pasarnos el día en la playa y nos quedaremos en Stone Town, visitándola y haciendo actividades.

                                        Encontramos un hotel que cumple nuestras expectativas y tras registrarnos subimos a la habitación a descargar bolsas mientras Jose y Toñi se van a buscar un alquiler de motos con la que ir hacia el norte y moverse libremente por la isla.





                                        Decidimos encontrarnos hacia las seis de la tarde en el Africa House.

                                        El Africa House es un hotel situado en la misma ciudad, donde Wendy nos recomendó ver la puesta de sol. El hotel tiene una terraza en su segunda plata directamente orientada hacia el océano y desde donde se ven las mejores puestas de sol.





                                        El espectáculo no defrauda. Sentados en unos cómodos sofás, con un refresco fresquito observamos con calma como el sol poco a poco se va ocultando tras las aguas del océano índico dejando tras de sí una combinación de colores difícil de reproducir con palabras.









                                        La noche ha caído y tras una cena en un restaurante cercano nos despedimos de Jose y Toñi y quedamos de encontrarnos de nuevo en el Africa House el viernes, dentro de cuatro días.

                                        Ya en el hotel, nos estiramos por fin en una cama decente después de tanto tiempo y sin darme tiempo a pensar en nada más me quedo dormido.

                                        Comentario


                                        • Como siempre genial, que fotografía mas chula.
                                          Me imagino que terminasteis del viaje muy cansados pero muy a gusto, lo refleja la foto donde esta el pequeño tirado sobre la mochila, muy graciosa la foto.

                                          Ya va quedando menos para el final, que pena,.

                                          Saludos......

                                          Comentario

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