Capítulo XXX. Stone Town
Tras despedirnos la noche anterior de Jose y Toñi que se dirigirán al norte en moto, nuestro plan para el día es visitar la ciudad. Stone Town es una bonita ciudad que ha resistido al paso del tiempo y fue nombrada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Paseamos por sus estrechas calles con calma contemplando todo lo que aparece ante nuestros ojos. Da pánico ver cosas como la forma de construir andamios en estas latitudes.
Hemos decidido aprovechar estos días de relax para adquirir recuerdos y regalos para la familia, aunque también tenemos que conseguir las necesidades básicas…
Una de las cosas que más llaman la atención de la ciudad son las puertas talladas.
La ciudad está llena de tiendas donde puedes adquirir todo tipo de artesanía, madera de ébano, pinturas y algún que otro sitio donde hacen tatuajes de hena. Nerea aprovecha para hacerse uno en la mano izquierda.
Pasamos toda la mañana caminando y descubriendo los mil y un rincones de la ciudad.
A eso de media mañana, y haciendo honor a que estamos en un clima tropical nos cae un aguacero como pocas veces hemos visto. No nos queda otra que resguardarnos en una de las tiendas y las estrechas calles de adoquines, en cosa de minutos se convierten en verdaderos ríos.
Llega el mediodía y el hambre comienza a hacer presencia. Mientras buscamos un lugar donde comer pasamos por un mercadillo. Caminamos por las callejuelas y podemos ir viendo las diferentes paradas, alimentos, carpinteros, vendedores de animales vivos, etc…
Encontramos un restaurante italiano, LA TAVERNA, regentado por … lógicamente italianos, una pareja muy agradable. El sitio es bonito, limpio y la comida buena aunque eso si, precios cercanos a los europeos.
Lo que queda de tarde lo pasamos de nuevo realizando compras y descubriendo más rincones de Stone Town. Tambien aprovechamos para contratar una salida para mañana. Iremos a nadar con delfines salvajes al norte de la isla!!
Nuestra intención antes de que anochezca era ir de nuevo al Africa House con tiempo ya que Nerea se quedó con ganas de poder sentarse en uno de los sofás adornados con farolillos, pero se nos hace tarde con las compras y decidimos dejarlo para el día siguiente.
Por la noche salimos a cenar al Tembo Hotel, una mesita directamente en la arena de la playa a 10 escasos metros del agua desde podemos ver como las pequeñas barcas de pescadores van saliendo a trabajar, realmente muy muy agradable.
Tras despedirnos la noche anterior de Jose y Toñi que se dirigirán al norte en moto, nuestro plan para el día es visitar la ciudad. Stone Town es una bonita ciudad que ha resistido al paso del tiempo y fue nombrada patrimonio de la humanidad por la UNESCO.
Paseamos por sus estrechas calles con calma contemplando todo lo que aparece ante nuestros ojos. Da pánico ver cosas como la forma de construir andamios en estas latitudes.
Hemos decidido aprovechar estos días de relax para adquirir recuerdos y regalos para la familia, aunque también tenemos que conseguir las necesidades básicas…
Una de las cosas que más llaman la atención de la ciudad son las puertas talladas.
La ciudad está llena de tiendas donde puedes adquirir todo tipo de artesanía, madera de ébano, pinturas y algún que otro sitio donde hacen tatuajes de hena. Nerea aprovecha para hacerse uno en la mano izquierda.
Pasamos toda la mañana caminando y descubriendo los mil y un rincones de la ciudad.
A eso de media mañana, y haciendo honor a que estamos en un clima tropical nos cae un aguacero como pocas veces hemos visto. No nos queda otra que resguardarnos en una de las tiendas y las estrechas calles de adoquines, en cosa de minutos se convierten en verdaderos ríos.
Llega el mediodía y el hambre comienza a hacer presencia. Mientras buscamos un lugar donde comer pasamos por un mercadillo. Caminamos por las callejuelas y podemos ir viendo las diferentes paradas, alimentos, carpinteros, vendedores de animales vivos, etc…
Encontramos un restaurante italiano, LA TAVERNA, regentado por … lógicamente italianos, una pareja muy agradable. El sitio es bonito, limpio y la comida buena aunque eso si, precios cercanos a los europeos.
Lo que queda de tarde lo pasamos de nuevo realizando compras y descubriendo más rincones de Stone Town. Tambien aprovechamos para contratar una salida para mañana. Iremos a nadar con delfines salvajes al norte de la isla!!
Nuestra intención antes de que anochezca era ir de nuevo al Africa House con tiempo ya que Nerea se quedó con ganas de poder sentarse en uno de los sofás adornados con farolillos, pero se nos hace tarde con las compras y decidimos dejarlo para el día siguiente.
Por la noche salimos a cenar al Tembo Hotel, una mesita directamente en la arena de la playa a 10 escasos metros del agua desde podemos ver como las pequeñas barcas de pescadores van saliendo a trabajar, realmente muy muy agradable.
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